A través de este proceso, adquirimos herramientas para comunicarnos de manera efectiva y creativa, lo que nos ayuda a interpretar el mundo.Podemos imaginar la lengua como un mapa dinámico que nos guía por las ideas, emociones y relaciones humanas. La didáctica nos enseña a interpretar este mapa, comprendiendo los símbolos del lenguaje y creando nuestras propias rutas. No se trata solo de memorizar reglas gramaticales, sino de utilizar el lenguaje para construir, crear y transformar. Dominar los aspectos técnicos del lenguaje, como la gramática y la sintaxis, es solo el comienzo. La verdadera riqueza del lenguaje reside en su capacidad para comunicar ideas claras, persuadir e inspirar.En cuanto a la literatura, esta se presenta como una ventana a mundos infinitos. Cada obra literaria nos invita a explorar nuevos escenarios, personajes complejos y mensajes profundos. La didáctica nos ayuda a descifrar estos textos, comprendiendo su contexto histórico y social, analizando sus elementos y descubriendo múltiples interpretaciones. Este enfoque nos enseña a leer entre líneas, identificando símbolos, metáforas y mensajes ocultos que enriquecen nuestra comprensión.El proceso educativo fomenta no solo la lectura literal, sino también una visión crítica y reflexiva. Nos ayuda a analizar técnicas narrativas, reconocer temas recurrentes y valorar la belleza del lenguaje literario. En este sentido, la literatura nos permite viajar a través del tiempo y el espacio, ofreciéndonos una nueva forma de entender la realidad.