Había una vez un pequeño conejo llamado Lino, que vivía en un hermoso bosque lleno de árboles altos y flores de muchos colores. A Lino le gustaba ver las estrellas por la noche, pero una noche notó algo extraño: ¡una estrella faltaba en el cielo!Lino se frotó los ojos, pensando que tal vez se había equivocado, pero no… ¡una estrella realmente faltaba!Lleno de curiosidad, decidió buscar por todo el bosque. ¡Tal vez se cayó por aquí!, pensó Lino, mientras buscaba entre los arbustos.En su camino, se encontró con el sabio búho Oto.Lino: (voz emocionada)—¡Oto! ¿Has visto una estrella por aquí?Oto: (voz pausada y sabia)—Las estrellas no caen en el bosque, pequeño amigo, pero quizás puedas pedirle un deseo a la luna para encontrarla.Lino regresó a la colina y miró hacia la luna, cerrando los ojos y pidiendo un deseo muy especial: Luna, si puedes, muéstrame dónde está la estrella perdida.La luna comenzó a brillar con fuerza, y en lo alto del cielo, una pequeña luz parpadeó. ¡La estrella había regresado a su lugar!Lino: (voz emocionada)—¡Gracias, luna! ¡Ahora el cielo está completo otra vez!Lino se acostó en el césped, feliz de haber ayudado a que el cielo volviera a brillar. Cerró los ojos, listo para un sueño lleno de estrellas y aventuras.Y así, Lino aprendió que, a veces, cuando algo nos falta, solo necesitamos pedir ayuda y mirar un poco más cerca.